A ver, ¿en qué momento normalizamos robar el trabajo de artistas y estudios con la excusa de la “inspiración”? Porque eso es exactamente lo que está pasando con este famoso filtro que imita al estilo de Studio Ghibli. No, no es un homenaje, no es un tributo, es un plagio descarado.
El legendario estudio de animación emitió una carta de cese y desista, porque, como era de esperarse, no van a quedarse de brazos cruzados mientras otros lucran con su propiedad intelectual. Y tienen razón. Durante décadas, Hayao Miyazaki y su equipo han construido un lenguaje visual inconfundible, con un nivel de detalle, calidez y magia que simplemente no se puede replicar con un simple filtro de inteligencia artificial.
Pero claro, vivimos en la era de lo fácil y lo desechable. ¿Para qué desarrollar un estilo propio cuando puedes simplemente robarle el trabajo a un estudio que ha dedicado su existencia al arte? Ahí está el problema: muchos creen que la creatividad se trata solo de copiar y pegar, sin entender que cada línea, cada color y cada textura de Ghibli tiene detrás años de esfuerzo, talento y amor por la animación.
¿Que solo es un trend de redes sociales? No, no lo es. Es un precedente peligroso. Es la validación de que cualquiera puede tomar el trabajo ajeno, distorsionarlo y presentarlo como propio. Es la desvalorización total del arte.
Studio Ghibli tiene todo el derecho de defender su legado. Y si realmente respetas su trabajo, en lugar de usar un filtro barato que lo deforma y lo reduce a una simple plantilla, mejor apoya sus películas, estudia su técnica y entiende lo que realmente significa hacer arte con el corazón.