• Vamos avanzando, somos igualmente científicas y tenemos otra forma de aplicar la ciencia: Itzel Guerrero Ríos
La química está en todos los ámbitos de nuestra vida: en la naturaleza, alimentos, medicinas, ropa, baterías, cosméticos, gasolinas… En este sentido, el Día del Químico -que se celebra el 1 de diciembre- es un reconocimiento social a las contribuciones que los profesionales de esta disciplina realizamos a la sociedad.
En entrevista, la profesora de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM, Itzel Guerrero Ríos, afirma lo anterior y añade que esta carrera de larga tradición como la física, matemáticas y biología, es una ciencia fundamental que comparte una sólida formación teórica con experimentación y múltiples aplicaciones prácticas, por lo que desde sus inicios está en contacto con la industria y con la sociedad.
Todas sus áreas han efectuado importantes aportaciones: química orgánica (con el desarrollo de nuevas moléculas y el estudio de compuestos orgánicos que tienen en su estructura molecular carbono, y se combina con hidrógeno, nitrógeno, oxígeno y azufre); inorgánica (centrada en la estructura, enlaces y propiedades de los materiales); analítica (que estudia, desarrolla y mejora los métodos y las herramientas con el fin de estudiar los compuestos de una muestra).
Asimismo, fisicoquímica (dedicada a los fundamentos físicos de la química); bioquímica (dirigida al estudio de la composición básica de los seres vivos y sus moléculas); además de la ingeniería química (que es la aplicación de la ciencia al proceso de convertir materias primas en productos más aprovechables o de mayor valor) entre otras, destaca la especialista.
Visibilización mayor
A partir de los inicios del siglo XX, ellas participan paulatinamente en el ejercicio de esta ciencia natural, con notables ejemplos como Marie Curie, quien descubrió el radio y el polonio, razón por la cual recibió el Premio Nobel de Química; y Rosalind Franklin, quien participó con James Watson y Francis Crick en el descubrimiento de la estructura del ADN; los dos últimos recibieron el Nobel, pero ella no.
“Ahora las mujeres tenemos una visibilización mucho mayor, y unas han inspirado a otras a estudiar una carrera en química y esto lo vemos en nuestra Facultad. Tenemos siempre, a nivel de la licenciatura en química, un porcentaje por arriba del 45 por ciento de mujeres respecto a la población que ingresa a la Facultad de Química”, acota.
No obstante, esta cifra se reduce a 25 por ciento cuando ingresan a maestría y doctorado, o a las posiciones de docencia e investigación, básicamente por el nacimiento y crianza de los hijos, situación que considera un paradigma social.
“Vamos avanzando, somos igualmente científicas y tenemos otra forma de aplicar la ciencia, lo que da al conocimiento otro punto de vista, por eso es importante seguir considerando a las mujeres en esta profesión”, comenta Guerrero Ríos, también coordinadora de la carrera de Química en la FQ.
Respecto a cuántos profesionales de esta disciplina hay en México, la especialista refiere que, de acuerdo con el Anuario Estadístico de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, en 2018-2019 había aproximadamente mil 300 profesionales egresados, mientras que en los últimos cuatro años cerca de cuatro mil egresados de las 18 universidades a nivel nacional que ofrecen estudiar esta disciplina.
“Hay un buen número saliendo de las universidades, además de las carreras asociadas, como ingeniero químico o químico fármaco biólogo, entre otras”, agrega.
La científica expuso también que de acuerdo con la Asociación Nacional de la Industria Química, en los últimos diez años el sector aportaba 1.1 por ciento al producto interno bruto nacional; en 2021 se duplicó a 2.2 por ciento. “Esto significa que la industria química nacional está tomando un auge muy importante”.
Aplicaciones
Guerrero Ríos enfatiza que en la FQ los alumnos experimentan -a partir de los primeros años- la “química verde”, la cual consiste en que los procesos generen menores residuos, sean menos tóxicos y utilicen poca energía para reducir impactos en la sociedad, entre otros aspectos. “Busca tener, si no es posible cero impactos ambientales, los mínimos para respetar las tres P: la persona, el planeta y el producto”.
La experta precisa también que la industria requiere de laboratorios nacionales, y por ello con frecuencia se relaciona con los que cuentan las universidades para proponer soluciones a problemas puntuales en un proceso en específico.
Además, hay numerosos mecanismos en los cuales la investigación y la aplicación industrial convergen para dar respuesta a la creación de fármacos, baterías, nuevos materiales, etcétera, que son necesarios para el país. En materia ambiental, por ejemplo, la química es un jugador importante para aprovechar los residuos al reciclarlos y utilizarlos para algo útil, asevera la universitaria.