Los niveles de agua de la presa Cerro Prieto, cerca de Guadalupe, en el norteño estado mexicano de Nuevo León, han estado disminuyendo durante años. Pero una sequía persistente y cada vez más profunda en los últimos dos años ha llevado al embalse, construido en la década de 1980, a su punto más bajo hasta ahora. En julio de 2022, el embalse cayó al 0,5 por ciento de su capacidad de 393 millones de metros cúbicos (318.000 acres-pies).
Las imágenes anteriores, adquiridas por el Generador operacional de imágenes de tierra (OLI, por sus siglas en inglés) a bordo del satélite Landsat 8, muestran el embalse de Cerro Prieto el 7 de julio de 2022, arriba, y el 20 de julio de 2015, abajo.
Monterrey, la capital del estado de Nuevo León y la segunda área metropolitana más grande de México, depende del embalse de Cerro Prieto para parte de su suministro de agua. El agotamiento del embalse ha obstaculizado la industria, la agricultura y el turismo. En la segunda semana de julio de 2022, cuando las temperaturas en Nuevo León se elevaron a 40 °C (104 °F), los niveles de agua cayeron tan bajo en Cerro Prieto que ya no se podía extraer agua del lago. En respuesta, la Comisión Nacional del Agua de México, Conagua, anunció medidas de emergencia que incluían la reorientación de algunas asignaciones de agua industriales y agrícolas para garantizar el suministro residencial.
A finales de junio de 2022, dos tercios de México se encontraba en condiciones de sequía, afectando a más de 21 millones de personas. Los estados del norte a lo largo de la frontera de Estados Unidos fueron los más afectados. Casi una cuarta parte del estado de Chihuahua y un tercio del estado de Coahuila se encontraban en sequía excepcional o extrema.
El mapa anterior muestra las condiciones de sequía en el centro-sur y suroeste de Estados Unidos y en el norte de México al 30 de junio de 2022, según lo informado por el Monitor de Sequía de América del Norte, un programa complementario del Monitor de Sequía de Estados Unidos, que es una asociación del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) y la Universidad de Nebraska–Lincoln. El mapa muestra la intensidad de la sequía en tonos progresivos de naranja a rojo y se basa en mediciones del clima, el suelo y las condiciones del agua de más de 350 observadores federales, estatales y locales en todo el país. La NASA proporciona mediciones y modelos experimentalespara este esfuerzo de monitoreo de sequías.
Al otro lado del río Bravo (llamado río Grande en inglés), las llanuras del sur de Estados Unidos también están experimentando una ola de calor y una sequía sin precedentes. En Texas, casi el 45 por ciento del estado está en sequía excepcional o extrema, incluyendo partes del oeste y centro-sur de Texas cerca de la frontera con México. En todo el estado, 15 millones de residentes se han visto afectados por la sequía. En Nuevo México, casi el 60 por ciento del estado está sufriendo una sequía excepcional o extrema, y 1,5 millones de personas viven en condiciones de sequía.
Según la NOAA, junio de 2022 fue el segundo junio más cálido registrado en el hemisferio norte. También fue el 46.o junio consecutivo y el 450.o mes consecutivo con temperaturas superiores al promedio del siglo XX. Los diez junios más cálidos registrados han ocurrido desde 2010.
Imágenes del Observatorio de la Tierra de la NASA por Lauren Dauphin, utilizando datos del satélite Landsat del Servicio Geológico de Estados Unidos y datos del Monitor de Sequía de América del Norte en la Universidad de Nebraska-Lincoln.